Cuando piensas en Aranda de Duero, seguramente lo primero que viene a tu mente es el prestigioso vino de la Ribera del Duero y el lechazo asado en horno de leña. Pero esta ciudad no solo es famosa por sus vinos y lechazo, sino también por el legado histórico que se encuentra bajo sus pies: una red de bodegas subterráneas que recorre el subsuelo como un auténtico laberinto lleno de historia, misterio y sabor.

El tesoro escondido bajo Aranda

A lo largo de los siglos, los habitantes de Aranda del Duero excavaron túneles bajo la ciudad para almacenar y conservar el vino en las condiciones perfectas de temperatura y humedad. Estas galerías, construidas principalmente entre los siglos XIII y XVIII, forman una red de más de 7 kilómetros que serpentea bajo las calles de la ciudad.

Estas bodegas no solo servían para el vino; también fueron refugios durante conflictos y guerras. Hoy en día, son auténticas cápsulas del tiempo que nos transportan al pasado, revelando la importancia del vino en la cultura arandina y su evolución a lo largo de los siglos.

Un recorrido único

Adentrarse en estas bodegas subterráneas es una experiencia inolvidable. Durante la visita, podrás admirar las paredes de piedra, las antiguas cubas de madera y los túneles que se extienden por cientos de metros. Cada bodega tiene su propia historia, contada por guías locales que comparten con pasión los secretos que estas galerías han guardado durante generaciones.

Además, muchas de las rutas incluyen degustaciones de vino, para que disfrutes de la conexión directa entre la tradición histórica y los sabores actuales de la Ribera del Duero. Imagina estar en un lugar que hace siglos albergaba barricas de vino, mientras saboreas una copa de tinto que refleja el espíritu de esta tierra

¿Cómo disfrutar de esta experiencia?

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Si eres amante del vino y la historia, esta ruta por las bodegas subterráneas de Aranda del Duero es algo que no te puedes perder.

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